Tanto tiempo sin leer...

Antes de tener coche, iba todos los días en metro hasta el trabajo. Como el trayecto era un poco largo, aprovechaba para leer.
Así he "devorado" libros y libros, llenando mis estanterías de grandes historias.

En algunas ocasiones, una vez llegaba a casa, tenía que volver a coger mi libro para seguir la historia que me consumía por dentro de curiosidad.

Y se nota, se nota cómo te enriquece de diferentes formas, imaginas los personajes, su cara, su forma de vestir, sus andares, la forma del peinado, ese pequeño defecto que tiene al caminar. te imaginas su casa, el paseo por el central park, ese viaje a la india, el olor a especias, lugares donde no sabes si algún día realmente podrás estar pero que en cierta manera estas viviendo. Sientes cuando sufre, cuando ama, cuando tiene miedo. Viajas en el tiempo, y por unas horas estás en la época victoriana, o en la segunda guerra mundial.

Hecho de menos eso.
También me gustaba coger el metro por que me gusta observar a la gente, la mujer que vuelve de trabajar después de más de 8 horas limpiando oficinas, el administrativo medio arreglado que mira por encima del hombro pensando que tendría que ir en coche al trabajo (pero cómo está el aparcamiento!!!), la parejita que no deja de pegarse "el lote" sin corte ninguno, por favor: iros a un hotel!!!
Obreros llenos de polvo de la obra, deslomados y con las manos llenas de callos.
A ver, no todo son ventajas, no hecho de menos al típico hombre que va al trabajo y a las 07'00 de la mañana le huele hasta el último poro de su piel, ¿cómo se puede salir de casa echando peste de esa forma? ni a las marujas que se tiran de los pelos por pillar asiento: por favor, "señora", que no pensaba sentarme, todo suyo.